jueves, 3 de julio de 2014

Mi abrazo

Lo rodeé con mis brazos tan fuertemente
que los segundos fueron horas,
tan efímeras como deliciosas.

Abracé su cuerpo inmóvil
aunque vivo, tan vivo como el cantar
de los pájaros en la mañana estival.




Lo abracé tan apasionadamente
que los lustros fueron siglos
y después milenios.

Y mi abrazo no fue más
que una breve brisa;
un tenue destello de luz
en la raíz de su sonrisa. 

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