lunes, 22 de mayo de 2017

Y creció *

Puede ser que sea el miedo.
Puede ser que sea la duda.
Puede ser que sea la angustia
de pensar que si el sueño 
se torna en real...
puede ser que se diluya, y
puede ser que sea otra cosa,
y que ya no sea tan mía. 



Y es al abrigo de la oscuridad 
cuando me convierto en la cobarde. 
La que observa, la que mira, 
la que desde lejos, espía. 


* Y creció a su lado monstruosa toda una obsesión. Esperando nada, Antonio Vega. 

miércoles, 3 de mayo de 2017

En la encrucijada

De ese mundo fabuloso
la llave no sé donde se esconde.
Solo sé que tras sus muros
la vida es más dolorosa
aunque indulgente.

Si me quieres encontrar
busca en soledad
el rumbo que hasta aquí te aliente,
porque ahí estoy
mas no tengo el mapa
que hasta mí te lleve.
Que mientras mis pasos dejaba entre los riscos,
el camino era inexistente.

No me busques en las prisas y el bullicio
ni en el secuestro angustioso del ansioso reloj.
No.
No será ahí donde me encuentres,
esa no soy yo.

Soy la que hizo su nido en esa encrucijada,
a la sombra de las frondosas ramas
donde hallé mi casa,
mecida por el viento,
y mi piel es refrescada
por su suave roce, por su caricia pausada.
Y así escucho.
Y así me habla.
Tranquila, serena, calmada.

lunes, 1 de mayo de 2017

El lado perdido de la historia

Es la boca del narrador 
la que cuenta sus verdades. 

Es la boca del vencedor 
la que esculpe falsedades. 

Son las bocas de los muertos
las que narran sus hechos,
los suyos, 
la interpretación personal 
de lo que cada quien alcanzó a entender. 

Son muchos los muertos 
injustamente olvidados;
son muchos los mártires 
que se adueñan de hazañas
por otros libradas
(es la boca del vencedor
la que esculpe falsedades).

Hechos heroicos, quizás,
bajo el manto del tiempo 
y el olvido sepultados. 

La historia de la Humanidad
se construye con las grandes culturas
que han sido engullidas 
por el gigante imperial. 
De ellas, apenas nos queda nada, 
tan solo su esencia, 
que sutil y callada construye 
nuestra propia identidad.

No somos el imperio...
sino cada palabra callada.